Asegúrate de crear momentos de conexión diaria. Compartir tiempo con ellos en actividades sencillas, como leer un cuento, cocinar juntos o hablar antes de dormir, contribuye a un vínculo emocional fuerte y positivo.
Reconoce sus logros y esfuerzos, no solo los resultados. Refuérzales positivamente para que sientan que sus habilidades y esfuerzos valen la pena. Evita las comparaciones con otros niños.
Los niños observan y aprenden del comportamiento de los adultos. Muestra una actitud positiva hacia los problemas, sé resiliente y maneja el estrés de forma adecuada. Esto les ayudará a desarrollar sus propias habilidades para manejar las emociones.
Enséñales a identificar y expresar sus emociones de manera saludable. Pueden hacerlo hablando, dibujando, escribiendo o jugando. Evita minimizar sus sentimientos y ayúdalos a ponerle nombre a lo que sienten.
Las rutinas proporcionan seguridad y estabilidad, asegúrate de que tengan horarios regulares para comer, dormir y realizar actividades diarias. Esto les ayuda a sentirse en control de su entorno.
Dedica tiempo a escuchar a los niños y niñas sin interrupciones, hazles sentir que sus sentimientos son importantes y que estás ahí para apoyarlos. Pregúntales cómo se sienten y valida sus emociones.
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