En la etapa maternal, las niñas y niños presentan un gran desarrollo físico considerando los sistemas locomotor, circulatorio, respiratorio y nervioso. Este aspecto promueve el fortalecimiento muscular, coordinación motriz y equilibrio. Por tal motivo, las niñas y niños desarrollan capacidades motrices gruesas como pararse, caminar en línea recta, saltar, subir escaleras, correr, girar y detenerse. En cuanto a su motricidad fina y coordinación óculo-manual, los maternales logran dibujar líneas casi rectas, en zigzag y figuras geométricas. Asimismo, logran tomar una cuchara para comer, abotonar y desabotonar la ropa.

Respecto del desarrollo cognitivo, las niñas y niños de 2 años hacen una transición de lo sensoriomotriz al pensamiento simbólico, en el que empiezan a anticipar las consecuencias de las acciones sin necesidad de experimentarlas, además de que utilizan gestos y palabras con una intención comunicativa. En cuanto al desarrollo del lenguaje, inicia la etapa lingüística, en la que aumenta su vocabulario a hasta mil palabras, aproximadamente. Empiezan a enunciar holofrases y, posteriormente, frases, además de que aumenta su comprensión del lenguaje oral. Cabe mencionar que, gran parte del desarrollo cognitivo en esta etapa, se debe al aprendizaje a través de la imitación. 

En cuanto al área socioemocional, las niñas y niños empiezan a mostrar interés en sus pares y a desarrollar la conciencia del yo con base en tres aspectos: el reconocimiento de sí mismos, la diferenciación con respecto a los demás y el sentido de autonomía. Sobre este último aspecto, buscan llevar a cabo ciertas actividades por su cuenta, como lavarse las manos, comer, vestirse con poca ayuda e ir al baño (control de esfínteres). Brindarles la oportunidad de ser independientes en estas tareas permite que a su vez desarrollen sentimientos de voluntad y determinación.

La niñez temprana se caracteriza principalmente por la adquisición de habilidades sensoriomotrices, cognitivas y sociales a través del juego. El inicio de la educación formal, el preescolar, favorece el desarrollo de estas habilidades.

Los preescolares crecen en estatura de 5 cm a 7.5 cm, además de que aumenta su peso de 1.8 kg a 2.25 kg cada año. Este desarrollo físico impacta en su habilidad motriz, logrando mayor velocidad, equilibrio, control y distancia en la realización de destrezas motrices gruesas. Entre estas se encuentran saltos en uno o dos pies, tomar una pelota, descender una escalera, trepar, caminar, correr, detenerse y cambiar de dirección. Además, se define la lateralidad diestra o zurda. Respecto a la coordinación óculo-manual, las niñas y niños logran ensartar cuentas, trazar líneas y figuras geométricas con crayones gruesos. A los 4 años, logran tomar el lápiz con pinza cuadrípode y, entre los 5 y 7 años, con pinza trípode.

Las niñas y niños de preescolar muestran mayor capacidad en su memoria de trabajo y de reconocimiento. Se encuentran en la etapa preoperacional del desarrollo cognitivo, caracterizada por la comprensión de relaciones causa y efecto, identidades de los objetos, animismo, así como la capacidad de clasificar. De igual forma, empiezan a usar símbolos, es decir, no deben estar en contacto con los objetos para recordar sus características, aparece el juego de simulación y emplean palabras, números e imágenes para comunicarse.

Las niñas y niños de 6 a 12 años, crecen un aproximado de 6 cm a 7 cm en estatura y de 2 kg a 3 kg en peso cada año. Es posible que en esta etapa empiezan a aparecer algunos cambios físicos propios de la pubertad, como el crecimiento de ciertas partes del cuerpo y nacimiento de vello corporal. En el caso de las niñas, puede suceder entre los 8 y los 13 años; en el caso de los niños, entre los 10 y los 16 años. 

El desarrollo cardiovascular, esquelético y muscular de esta etapa favorece la motricidad gruesa de las niñas y niños permitiendo mayor precisión y rendimiento físico. Logran realizar saltos más complejos: de tijeras, en un pie y con ojos cerrados. Son capaces de caminar, correr y lanzar e interceptar objetos con mayor precisión, coordinación, equilibrio, distancia y velocidad. En cuanto a la motricidad fina, las niñas y niños logran controlar los movimientos finos de la mano y una coordinación óculo manual adecuada, procesos que favorecen el aprendizaje de la escritura. 

En la parte cognitiva, las niñas y niños hacen la transición a la etapa de las operaciones concretas, más lógica y flexible que la etapa preoperacional. En esta, muestran mayor capacidad de razonamiento inductivo y deductivo, así como de pensamiento lógico, utilizado para resolver problemas. Tienen una mejor comprensión de conceptos espaciales, causalidad, conservación, conteo y operaciones matemáticas básicas. Estos cambios se atribuyen al desarrollo del cerebro y a la exposición a estímulos del entorno.

Además, las niñas y niños mejoran su habilidad para mantener la atención, procesar y retener información. Adquieren la capacidad de planear y supervisar su conducta, teniendo un manejo más consciente de sus pensamientos y emociones e identificando las acciones que requieren ejecutar para alcanzar metas y resolver problemas.