
a-DOPCIÓN (el deseo de ser padre o madre: el deseo de ser hijo o hija)
Entre las consecuencias que dejó la segunda guerra mundial se encuentran los niños, niñas y adolescentes que a causa de la guerra quedaron sin padres o vínculos familiares debido a lo cual con el fin de dar solución a esa situación se abrieron lo que hoy se denomina “Casa Hogar”. Cabe mencionar que desde ese acontecimiento también surgieron los derechos humanos; entre ellos se encuentra el derecho a tener familia (ONU, 1948).
Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, en sus siglas Inegi, una casa hogar es un lugar donde se les proporciona alimento, asistencia social, alojamientos, entre otros servicios a los niños, niñas y adolescentes, que por diferentes razones sus vínculos parentales no son aptos para brindarles cuidado (Inegi, 2023). No obstante, a partir del mencionado acontecimiento, la segunda guerra mundial, se han realizado mejoras en las casas hogares con el fin de que los niñas, niños y adolescentes tengan calidad de vida. Entre esas mejoras se han agilizado los procesos de adopción.
Los procesos de adopción garantizan o restituyen el derecho de tener una familia, recalcando que se debe (en el sentido obligatorio) velar porque los y adolescentes que sean adoptados ingresen a una familia que les garantice un lugar seguro; lo cual se insiste que es un derecho universal (Ibid). La adopción según el Sistema Nacional para la Integración Familiar en sus siglas DIF es: “el medio por el cual aquellas niñas, niños y adolescentes que han terminado el vínculo con su familia biológica tienen la oportunidad de integrarse a un ambiente armónico, bajo la protección y el cariño de una familia.” (DIF, 2020)
La etimología de la palabra adopción proviene de la palabra “Adoptio” que significa acción de adquirir; entre sus componentes léxicos, se encuentra Ad que significa Hacia y el prefijo Optare que significa Elegir, escoger y desear (Diccionario Etimológico, s.f.). Lo cual resulta interesante ya que, según el psicoanalista francés Jacques Lacan, el deseo es aquello que falta, es esa falta que permite movimiento, aun cuando del deseo no se sabe pero se hace presente en las acciones del sujeto (Lacan, 1966). Con fines ilustrativos, el concepto de deseo que propone dicho psicoanalista es analógico a un juego infantil donde falta una pieza y eso permite movimiento, precisamente la falta permite juego. En el caso de la adopción debe existir una falta que lleve al adulto desear ser padre o madre, a la par del deseo de un infante por ser adoptado. Se resumiría por ambas partes en: tener una familia.
Aun así, surge la pregunta: ¿qué es lo que motiva a las personas a adoptar? Responder a esta cuestión no se limita a enumerar razones que impulsan esa decisión (infertilidad, complicaciones biológicas, soltería, etc.). Si bien como ya se había mencionado, en la adopción existe un deseo que impulsa, que supera cualquier advertencia de ser padre o madre. Situación que implicaría un cambio drástico ya que crear una realidad a un menor con el cual no se tiene un vínculo biológico, no es algo fácil. Pero en ese sentido las cuestiones biológicas quedan de lado. Dolto menciona que los padres, aun cuando son biológicos, debe de existir un proceso de adopción respecto al deseo de ser padres (Dolto, 1985): desear tener un hijo, tener brillos en la cara por jugar a las muñecas, correr por kleenex porque él o la niña tiene gripe, o preparar agua de sabor para que pueda disfrutar su comida. Ser padre o madre no es una cuestión biológica es un deseo por dar una parte de tu vida a otro ser humano. Porque llamar a alguien “mi hija” o “mi hijo” tal vez permite llamarse Padre o Madre de forma automática, pero no es solo cuestión de un título sino es una cuestión de sentido; jugando con el significante llamar, se trataría lla-amar a alguien más. El deseo que debe guiar la adopción sería concepto de amor que brinda el psicoanalista alemán Sigmund Freud, el cual menciona que: el amor es una renuncia al narcisismo (Freud, 1917). Debido a eso los padres adoptivos manifiestan esa renuncia al narcisismo por el deseo de ser padre o madre, de manera más explícita al renunciar a una parte de su vida para tener vida con un posible hijo o hija.
El proceso de adopción, con toda su burocracia, se asemeja al proceso biológico de dar a luz en el sentido de esperar el día de conocer a su hijo o hija. Es un deseo que mantiene la voluntad de los padres durante la solicitud de adopción, las entrevistas y los requisitos que deben cumplirse, esforzarse por cubrir los requisitos para poder serlo. Aunque existen muchos obstáculos en ese proceso, el reto más grande al que se enfrentan es ser adoptado por un niño o niña; en este sentido la madre o padre también es adoptado.
A raíz de lo anterior, surge una nueva pregunta: ¿las niñas, niños y adolescentes que viven en las casas hogar desean ser adoptados? Esta es una pregunta difícil de responder, ya que, como menciona Aristóteles: los universales no son sostenibles. (Aristóteles, S.F.) por lo que no existe, en su sentido estricto, una respuesta. Por un lado, como ya se había mencionado, es un derecho universal tener una familia que ofrezca un lugar seguro; sin embargo, muchos de estos niños, niñas o adolescentes ya tuvieron una familia que no les proporcionó ese entorno seguro, por lo que es crucial que los filtros de adopción garanticen que la nueva familia será un lugar seguro para ellos.
Freud describe a los niños y niñas como «Baby this Majestad» (Ibid), seres que, con su sola presencia, exigen que todo se detenga y gire en torno a ellos. Aunque las casas hogar se esfuerzan por brindar una buena calidad de vida, una familia puede ofrecerles ese lugar privilegiado donde el niño se siente el centro del universo. Ya que el personal de las casas hogar, debido a la demanda de trabajo, no siempre puede cubrir este rol, la adopción podría brindarles a estos menores la oportunidad de ocupar ese lugar central.
En el caso de los y las adolescentes, a menudo enfrentan dificultades debido a la construcción de su identidad, lo que puede complicar su adaptación a un entorno distinto al que conocen. No obstante, son una población que podría expresar de manera más clara su deseo, o la falta de éste, respecto a la adopción. Sin embargo, dada su etapa de desarrollo, es crucial que cuenten con un acompañamiento adecuado que le brinde apoyo frente a un cambio drástico, ya sea deseado o impuesto. Otro aspecto importante en adolescentes, es la experiencia de ser testigos de la adopción de niños o niñas más pequeñas, lo que puede generar en ellos un sentimiento de doble rechazo; por parte de sus padres biológicos y otra por la nula oportunidad de padres adoptivos. Por ello, es fundamental prestar atención a sus emociones y escuchar sus necesidades durante este proceso.
En conclusión, en un proceso de adopción no solo se presenta el deseo del padre o la madre sino el del niño, niña o adolescente. Asimismo, el deseo de formar una familia no siempre es hablado con palabras sino en los actos que se presentan día con día en el proceso. Se observa en el proceso burocrático que pasan los adultos para adoptar a alguien, así como en los infantes o adolescentes se manifiesta en la posición innata de ser cuidado por alguien y terminar adoptando a su padre o madre.
- Carolina Rojano López
- crl.casadelsol@gmail.com
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